Si con este blog consigo que una persona menos me pregunte si aquí hacemos clases de cocina me doy por satisfecha. Así que si de ahora en adelante os voy aburrir con mi vida estudiantil en este pueblo perdido entre colinas saturadas de viñas y avellaneros, empezemos por los básicos.
Esta universidad es ante todo un sueño imposible. Cómo alguien tuvo la voluntad de llevarlo a cabo es algo que todavía me pregunto cada mañana cuando el autobus me deja delante de semejante vista:
Lo sé. Yo tampoco me lo creía al principio.
Pero no ha sido fácil. Lo que veís en la foto es un trabajo de limpieza, reestructuración y gastos astronómicos que uno no entiende hasta que ve la foto del antes y el después. Un trabajo llevado a cabo en un pueblo diminuto -de no más de cien habitantes, de los cuáles tres cuartas partes seguramente son ancianos- que no estaba preparado para convertirse en una sede internacional del mundo gastronómico. Ni lo quería estar. Es verdad que la universidad ha traído riqueza y renombre a la región (sobretodo a Bra, la ciudad a 6km donde todos vivimos) pero muchas veces me pregunto si aquel viejito con su huerto en Pollenzo (donde esta la universidad) nos ve más como un obstáculo a su calma diaria, a su jubilación tranquila, que como la esperanza del futuro.
Ahora concentrémonos que llega la parte importante. ¿Que estudiamos aquí? Todo, cualquier materia que te puedas imaginar que esta relacionada con la comida, MENOS clases de cocina. No, no aprendo a cocinar. No, no es una carrera para convertirte en chef. No, no quiero ser cocinera. Esta universidad se enorgullece -quizá a veces un poco demasiado- de haber "elevado" la comida al nivel universitario.
Señores, esto es teoria. Teoria pura y dura. Microbiología, historia, antropología, tecnología alimentaria, química, economía, leyes alimentarias, biología, control de producciones animales, turismo enogastronómico y sigue contanto. Para más información, la web de la universidad no esta mal.
Y cuando llego a este punto, cae siempre la pregunta maldita: ¿y con esto que puedes hacer después? Pues todo y nada. Depende de la imaginación que tengas y lo espabilada que seas. En general la gente se toma la carrera como una educación básica y después se especializa según sus preferencias con masters o diplomaturas. Conozco gente que ha abierto restaurantes o heladerias, que trabajan en la Unión Europea con derecho alimentario, que se dedican al turismo en organismos públicos o empresas privadas, que trabajan con grandes compañías del sector como Barilla o Lavazza,etc. La mayoría de los africanos, por ejemplo, vuelven a sus países para aplicar lo aprendido y mejorar la situación alimenticia, sobre todo en términos agrícolas.
Por que esto es otra. Somos una universidad internacional y sus representantes adoran repetir una y otra vez como el 60% de los estudiantes son no-italianos. La realidad es que en los Masters el 90% son extranjerons pero en la carrera apenas llegamos a representar el 30%. Y con esto no me estoy quejando. Una de las cosas que hacen a esta universidad tan especial es la comunidad de estudiantes. El hecho de estar en medio de la nada, ser apenas dos centenares y tener todos la misma pasión hace que las relaciones aquí sean muy estrechas. Me atrevería a decir que incluso se aprende más fuera de las aulas que dentro. No es solo que vengamos de diferentes países, sino de diferentes ambientes, ideas y propósitos.
En esta universidad tenemos la maravillosa suerte de encontrar gente que viene de mundos opuestos con pasiones similares. Puedes ser de Uganda, país del que desgraciadamente sé bien poco, pero háblame de agricultura, de botánica y de prácticas sostenibles y ya tenemos conversación para rato.
(John es un compañero de clase de Uganda. Es como la biblia agrícola, solo que además habla y baila de maravilla).
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